3 de diciembre de 2009

LA FIESTA

Un matrimonio tenía tres hijos, Pedro, Antonio y José, a quienes amaban mucho, se preocupaban cada día por ellos, los cuidaban, les daban lo necesario para que fueran felices y constantemente los instruían en las lecciones del amor al prójimo, el servicio y los deberes de cada uno.
Un día recibieron una invitación a una gran fiesta, era un banquete excelente, con abundante comida, dulces, bebidas, música y muchos amigos para compartir, además el cumpleañero era una persona sumamente importante, muy rico. Por esta razón la fiesta prometía ser grandiosa.
Los padres se reunieron con los hijos para hablar de la fiesta y de la invitación que habían recibido. Les dieron unas reglas para seguir ya que querían que se ganaran la oportunidad de ir a la fiesta.
Durante toda su vida deben cumplir con todos sus deberes, les dijeron; así podrán demostrar que son capaces de responder a todo lo bueno que reciben, y especialmente para que puedan ir a la fiesta
-Estamos de acuerdo, respondieron los hijos, dígannos que nos toca a cada uno. -Tenemos una lista de cosas para ustedes, cosas muy sencillas. Pedro lavará los platos y arreglará la mesa, Antonio estará a cargo de los mandados y José sacará la basura y regará las matas, además harán las tareas de la escuela y estarán al día con todo.
En ese compromiso quedaron, pero no todos respondieron de la misma manera a pesar que los padres estuvieron pendiente y recordando las tareas de cada día.
Pedro se veía animado cada día al preparar la mesa, colocaba flores, arreglaba el mantel para que no le quedaran arrugas y cada utensilio estaba en su lugar…lavaba los platos hasta el último…no siendo así con Antonio y José…quienes se hicieron los locos muchas veces y no cumplían…sobre todo Antonio, cada vez que lo llamaban para hacer un mandado, no hacía casa o decía ya va mamá, cuando pasen propagandas, si estaba viendo la televisión, o se iba a jugar en la calle y no ayudaba, se creía más vivo que los otros y pasó de esa manera toda la semana.
José dejó de regar las matas, pero algunos días sacó la basura, algunas maticas se secaron por su culpa, pues no recibieron el agua necesaria para vivir, otras estaban bien. Pedro algunos días tuvo que hacer el trabajo de los demás, lo hacía sin quejarse y con cariño.
El jueves por la noche los padres reunieron a sus hijos para ver cómo estaban las cosas y para preguntarle a cada uno sobre sus responsabilidades.

Pbro. JOSÉ GREGORIO PINEDA

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