Cada
uno de los Papa que ha dirigido la Iglesia, ha dado aportes necesarios e
importantes según las circunstancias vividas en ese momento que han ayudado a
recibir luz para el camino de la fe y para la propia vida. Benedicto XVI,
analizando las circunstancias de nuestro tiempo, e iluminado por la fuerza del
Espíritu Santo, ha visto necesario indicarnos cual es la puerta correcta que
debemos abrir para recibir el torrente de gracia que estamos esperando de lo
alto, pero que muchas veces no sabemos buscar o pedir. En un mundo
pluricultural y secularizado, es fácil
perder de vista el camino y la puerta que conduce a la felicidad y a la
salvación, podemos sumergirnos en la marea de ideas, conceptos y actitudes
modernas que no definen la fe, y mucho
menos a Dios. No se trata de abolir, imponer o destruir esa cultura, lo
importante es vivir lo que nos corresponde como cristianos para ser una luz en
el mundo, y eso sólo será posible desde la fe.
Un abrazo y mi bendición
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